
La razón por la que debes lavarte el cabello después de hacer ejercicio

Hacer ejercicio es una excelente manera de mantenerse saludable y procurar nuestra salud. Sin embargo, en varias ocasiones olvidamos que el cuidado del cuero cabelludo es parte de nuestra salud también.
El sudor que muchas veces se produce mientras nos ejercitamos, así como una mala higiene de tu cuero cabelludo, puede generar comezón o picazón en la cabeza.

En repetidas ocasiones hemos escuchado que no es bueno lavarse el cabello diario. No obstante, de acuerdo con la Academia Americana de Dermatología la frecuencia con la que debes lavar tu cabello depende de la cantidad de aceite que produce tu cuero cabelludo.
Asimismo, Cleveland Clinic asegura que la frecuencia con la que se lava el cabello es determinada por la edad, origen étnico, nivel de actividad y tipo de cabello de cada persona. Por lo tanto, si tu cabello es grasoso y tu entrenamiento diario te hace sudar considerablemente, es recomendable que lo laves una vez al día.

Una buena higiene de tu cabello evita que la grasa y la piel muerta del cuero cabelludo se acumulen y a la larga te produzcan problemas graves tales como caspa o bloqueo de folículos e inflamación.
Si te lavas diario el cabello lo mejor que puedes hacer es elegir el shampoo y el acondicionador adecuados para lavarlo. Recuerda que en nuestro cuero cabelludo existen glándulas sebáceas y sudoríparas, por ello es importante que conozcas si tu cuero cabelludo produce una cantidad considerable de aceite y sudor, y si es propenso a la irritación.

Si te ejercitas diario pero tu cuero cabelludo tiene tendencia a ser seco, lo recomendable es que no laves diario tu cabello con shampoo. Lavar el cabello con menos frecuencia ayudará a conservar los aceites naturales en el cuero cabelludo y mantendrá el cabello bien hidratado.
Lo que puedes hacer es enjuagar tu cabello únicamente con agua y aplicar acondicionador en las puntas para mantenerlo hidratado, de esta manera mantendrás tu cabello fresco sin despojarlo de su humedad.

Lo más recomendable es que tus duchas sean breves y con agua tibia o lo más fría que tu cuerpo tolere. El agua caliente elimina los aceites naturales y daña la piel más rápido.